COFRADÍA EN EL MEDITERRÁNEO |
Conferencia Musulmano-Cristiana Malta, 1987 |
En el
nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso. Que Su
gracia se extienda sobre todos Sus profetas y mensajeros, y en especial sobre
nuestros maestros Muhammad, Jesús y Moisés.
Queridos hermanos, el significado de la palabra
cofradía implica la existencia de un grupo de personas dispuestas a convivir de manera pacífica
y fraternal dado que la simple cohabitación no garantiza el amor, el
entendimiento, la armonía, la devoción y la voluntad de sacrificio necesarios
para garantizar la estabilidad.
Como sabéis, el Creador del universo colocó
sobre los hombros de un selecto grupo de hombres la responsabilidad de
transmitir a Su creación un mensaje de paz y amor.
Estos hombres, profetas y mensajeros del Dios
Único y Creador del universo, vinieron a este mundo dotados con el conocimiento
verdadero, el entendimiento y los más altos valores morales para extender un
llamado de unión y paz que trascienda las almas más allá de cualquier diferencia
de raza, credo, posición social o inclinación ideológica, ennobleciéndolas en
grado sumo y haciendo de este mundo un paraíso de fe antes del paso a la eterna
morada. Muhammad, el Profeta del Islam dijo: “Fui enviado como maestro[1]…Fui
enviado para perfeccionar las más sublimes cualidades de los seres humanos[2]”
A este respecto dice el Texto Iluminado[3]:“Él
es quien ha enviado para los iletrados[4]
un mensajero de entre ellos, que les recita Sus signos, los purifica y les
enseña el Libro y la sabiduría pues ciertamente se encontraban en un claro
extravío” (Corán 62:2).
El Mediterráneo ha sido testigo del devenir de
la historia de sus pueblos, de hermosas épocas doradas en las que fue cuna de
florecientes civilizaciones y de oscuros períodos en los que la miseria el
sufrimiento y la pobreza han galopado libremente a través de sus vastos
dominios.
Pero una mirada atenta a los vaivenes del tiempo
nos muestra claramente que estos períodos de florescencia tuvieron lugar en los
tiempos en los que el mensaje del Dios Único era el sol que brillaba radiante
iluminando los destinos de sus gentes y sus comunidades, alejando de sus lares
las sobras de todo mal o calamidad.
La mera coexistencia de los pueblos no satisface
las expectativas del din verdadero, cuyo objetivo último es la creación
de indestructibles lazos de hermandad, amor y altruismo entre los hombres, tal
como nuestros amados Jesús y Muhammad lo enseñaron.
Dijo el Profeta Iletrado: “Ninguno de
vosotros será un verdadero creyente hasta que desee para su hermano lo mismo que
para sí… Musulmán es aquel de cuya lengua y mano están a salvo sus semejantes”[5].
Toda persona que convive con un musulmán puede sentirse tranquila y confiada
sabiendo que a su lado se encuentra alguien con excelsas cualidades, siempre
listo a tender su mano a quien lo necesite.
En este mismo contexto ordenó el Ungido hijo de
María: “Amad a vuestros enemigos, bendecid a quienes os maldicen, haced el
bien a quienes os aborrecen y orad por quienes os ultrajan y os persiguen”[6]
Un verdadero cristiano es aquel dispuesto a alimentar al hambriento, cuidar del
enfermo, etc. siempre en búsqueda de agradar a su Creador pues en Su beneplácito
encuentra la mayor de las recompensas.
Un autentico creyente, quien alberga en su alma
la llama viva del amor por su Señor, es aquel que vela por el bienestar de su
familia más allá de sus necesidades materiales, cultivando en ellos los más
altos valores morales y la inmaculada pureza de sus corazones; una familia feliz
es aquella capaz de brindar felicidad a quienes la rodean.
Dijo el Sello de los Profetas: “Todos
vosotros sois pastores y todos sois responsables por vuestros rebaños”[7]
Partiendo de la familia como estructura primaria
del tejido social podemos afirmar que una sociedad feliz es aquella en la que no
existen la ignorancia, la pobreza ni la enfermedad y que una sociedad sabia es
aquella capaz de enseñar a sus individuos a través de la palabra y del ejemplo,
en la que todo ser humano, más allá de sus diferencias individuales, pueda vivir
una vida digna, en un ambiente de completos
respeto y libertad, siendo estas las características que identifican a las
verdaderas sociedades islámicas, en las que sus gobernantes no discriminarán de
manera alguna entre sus gobernados pues ante la ley todos poseen los mismos
derechos y deberes. Ejemplo de ello fue el Primero de los Califas, Muhammad
quien dijo: “Quien quiera dañe a un cristiano o un judío está atentando
directamente en contra mía”.
La expansión de las misiones islámicas no
obedeció a un interés material, al deseo de someter y explotar a los pueblos ni
a un afán colonialista, sino a la lucha por eliminar la injusticia y la
opresión, por devolver a los pueblos su derecho a conocer y a aprender y por
restituirles su dignidad.
Fueron musulmanes los primeros que defendieron
los derechos humanos y los de los animales, pues grabado estaba en sus mentes y
en sus corazones que el Dios de los cielos y la tierra recompensa al benevolente
y castiga al injusto, tal como lo demuestran las palabras del Profeta Muhammad
quien contó que vio a una mujer en el infierno a quien un gato arañaba y al
preguntar la razón de aquello le fue informado que esta había encerrado al gato
hasta que murió por inanición, pues no le alimentaba ni lo soltaba para que él
se alimentase y que Al-lah perdono los pecados de una prostituta que
pasaba junto a un perro sediento pues al verlo jadear por la sed tomó su zapato,
lo ató con su pañuelo y lo bajo al pozo para extraer agua y darle de beber al
animal.[8]
Al-lah recibe toda obra piadosa con beneplácito
y es a ello a lo que el Último de Sus Mensajeros y Profetas nos llama cuando
dice: “Toda
criatura depende de Al-lah y la más amada es la que más beneficia a Su creación”.
Ha
llegado el momento de retornar al corazón de nuestra fe, de reconocer nuestros
errores, injusticias, despotismo, egoísmo y envidia antes de nuestro encuentro
con el Juez Supremo, de que esparzamos por la tierra las semillas del
conocimiento verdadero, la sabiduría y la pureza espiritual a través de nuestras
palabras y nuestros actos, de que como hombres de fe hagamos nuestras las
banderas de estas nobles cualidades, las cuales fueron llevadas con sinceridad y
devoción por Jesús, Muhammad y sus fieles compañeros, de que los países
desarrollados ayuden a los menos favorecidos, tal como el Profeta Muhammad lo
ordenó: “Quien tenga una montura extra que se la dé a quien no tenga y quien
tenga excedente de provisiones que provea a quien le falten”[9].
De esta forma rebasaremos con creses los límites de la coexistencia y
construiremos una verdadera hermandad cimentada sobre la filantropía, la armonía
y el altruismo, cumpliendo de esta forma con uno de los más sublimes propósitos
de nuestra fe. El Profeta Árabe dijo: “El amor y la compasión mutuo de los creyentes es como el de las
partes del cuerpo, cuando alguna de ellas se encuentra enferma las demás
responden con insomnio y fiebre”[10].
Empeñemos
nuestro mejor esfuerzo en la cristalización de este magnánimo objetivo y dejemos
al Dios de la creación juzgar y retribuir nuestras intensiones y acciones: “Decid:
Actuad, pues ciertamente Al-lah verá vuestros actos, así como Su mensajero y los
creyentes” (Corán 9:105). Que la paz sea con vosotros.
[1] Fragmento de un hadiz débil del libro
Rawda Al-Muhadizin de Ibn Hayar, aunque el mismo texto hace parte de
otro transmitido por Maámar, de Ayub y este de ‘Aisha en Ahkam Al-Qur’an
de Abi Bakr Al-Razi Al-Yasas.
[2] Hadiz correcto transmitido por Abu Huraira
en el Musnad del Imam Ahmad.
[3] Ibídem al 7.
[4] Según los más renombrados exégetas del
Corán, entre ellos Ibn Kazir “el termino iletrados dentro de esta aleya hace
referencia a los árabes”, los cuales tal y como lo afirma Ibn Khaldun “eran
en su mayoría analfabetos y desconocían las ciencias y las artes” sin llegar
a significar que hubiere estado destinado exclusivamente a ellos, pues dentro
del mismo contexto en la aleya tercera del sura Al-lah el Altísimo añade: “Y
para quienes aún no les han seguido”.
[5] Hadices correctos de Al-Bukhari.
[6] La Santa Biblia (Versión Reina Varela).
Evangelio según San Mateo (5:44).
[7] Hadiz correcto de Al-Bukhari.
[8] Hadices correctos de Al-Bukhari.
[9] Hadiz correcto de Muslim.
[10] Ibídem al anterior.