Con la ocasión de la visita Del Papa Juan Pablo II El Jefe del Estado Vaticano Y Pontífice de la Iglesia Católica en el Mundo |
Sala de recepciones de la Mezquita Omeya, Damasco, 6 de Mayo de 2001. |
En el nombre de Dios, el
Clemente, el Misericordioso.
Las alabanzas son para Dios, el Señor de los mundos. Los saludos más benditos y
la paz sean sobre el Profeta Muhammad, y sus hermanos Moisés y Jesús, y su
antepasado Abrahán y todos los profetas y mensajeros, sus familias y compañeros.
Su santidad, jefe del estado vaticano y pontífice de la Iglesia Católica,
estimados invitados, os saludo con el saludo del Islam, la Paz sea con Vosotros
y las bendiciones y la misericordia de Dios sean sobre vosotros. Os doy la
bienvenida a Siria, la cuna de las religiones celestiales y tierra natal de
profetas y santos.
Honorables invitados, el Islam es la religión de la paz y la misericordia sobre
todo el mundo. Nuestro Señor es el Señor de la humanidad. Él es la Paz. Muhammad
se solía dirigir a Dios en las siguientes palabras: "OH Dios, Tu eres la Paz, y
de Ti viene la paz y a Ti vuelve la paz". Dios llama al paraíso la Tierra de la
Paz, a la cual toda la humanidad es llamada a vivir en paz, tanto en esta vida
como en la otra.
Hace catorce siglos el Islam vino a unir a los miembros de la humanidad en una
única familia, perfeccionando y completando los mensajes de los profetas
anteriores. Dios dice en el Corán, dirigiéndose a los musulmanes: "Él ha
establecido la misma religión para vosotros que Él prescribió a Noé, y que hemos
inspirado en ti, y que prescribimos a Abrahán, Moisés y Jesús: manteneros pues
sujetos a la religión y no os dividáis en ella" (Sura 42:13).
El Profeta Muhammad, el hijo de AbduLlah, dijo: "El parecido que hay entre mi y
los profetas que me precedieron es como una casa que ha sido construida de forma
perfecta excepto por una piedra en una esquina. La gente que la visita se
admira, pero preguntan, '¿cuál es la piedra que falta?' Yo soy esa piedra y el
último de los profetas" (Narrado por Bujari). Esto es lo mismo que dijo Jesús:
"No he venido a derogar nada, sino a completar" (Mateo 7:17).
La verdadera religión ha llamado siempre a las gentes a unirse y a ayudarse unas
a otras. Nunca ha apoyado la división, la amenaza ni la hostilidad, y si la
necesidad de que los seguidores de la religiones se encuentren para reconocerse
a pesar de sus diferencias. Es Dios quien nos hizo diferentes. Dice en el Corán:
"Oh humanidad, os creamos de una sola pareja de varón y hembra, y os hicimos
naciones y tribus, para que os conozcáis unas a otras" (cor. 49:13).
Honorable invitado, estamos en esta tierra bendita donde los cristianos y
musulmanes han vivido durante siglos, compartiendo los regalos y los momentos
dulces de la vida y también sus momentos más amargos, juntos enfrentándonos a
nuestro enemigos derramando sangre de musulmanes y cristianos en esto. Nuestros
enemigos que nos oprimían pasaron, pero nosotros hemos permanecido. Nuestra
fraternidad y cooperación mutua, que puede ver en el hecho de que las mezquitas
estén abrazadas a las iglesias, es un signo claro de nuestra unidad en la fe, de
la cual nos sentimos orgullosos, gracias a Dios, el Todopoderoso. Invitamos a al
mundo entero a seguir nuestro ejemplo de convivencia armónica, que proviene de
nuestro compromiso con las enseñanzas del Islam y el compromiso de nuestros
hermanos cristianos con sus enseñanzas.
Hot en día la humanidad se encuentra estresada por muchos problemas y
dificultades, a causa de que la humanidad se ha alejado de las enseñanzas de los
mensajes celestiales, hasta tal punto que es lo más peligroso para un ser humano
no es un animal salvaje, sino otro ser humano.. Sufrimos la opresión de los
poderosos, la dominación de los ricos y la manipulación de la mayoría por solo
unos pocos. En consecuencia, la seguridad y la paz mundial se ven amenazadas y
dañadas. La pobreza y el hambre aumentan y llevan a mucha gente, especialmente a
los jóvenes, al crimen y la corrupción. Las enfermedades crónicas e incurables
aumentan con la inmoralidad y la contaminación ambiental.
La responsabilidad se encuentra en buena parte sobre los hombros de los líderes
religiosos, junto a los hombres de estado y las gentes íntegras. Somos
responsables ante Dios, el Todopoderoso. Nadie está a salvo de Su llamada, sea
musulmán, cristiano o cualquier otra cosa. Debemos ser activos en el diálogo y
tener encuentros fructíferos entre nosotros para que podamos colaborar con
sinceridad plena en la ayuda a los oprimidos, en la asistencia a los necesitados
y para extender la misericordia, que es un sentimiento más noble que la paz.
Dios, el Todopoderoso, le da esta misión al Profeta Muhammad, cuando le dice:
""No te hemos enviado sino como misericordia para los mundos". (cor. 21:107).
Honorable invitado, estamos en una casa de Dios, el Todopoderoso, en una ciudad
de bien y generosidad, en una ciudad civilizada y donde hay coexistencia mutua.
Sin embargo no debemos olvidar que a unos kilómetros de aquí hay una tierra
santa y bendita, Palestina, el símbolo de la virtud, la fe y la paz a los largo
de los siglos. Los principales profetas y mensajeros han vivido allí. Es la cuna
del cristianismo primitivo. En ella está la iglesia de la Resurrección y muchas
más. En ella está la bendita mezquita de al-Aqsa, que fue la primera qibla para
los musulmanes, y su tercer santuario sagrado. Fue el destino del viaje nocturno
del Profeta, la paz sea con él. Desde la liberación islámica de Jerusalén, y por
el convenio firmado entre Umar y el patriarca de Jerusalén, esta ciudad santa
prosperó en paz y seguridad, con musulmanes y judíos unidos en la lucha contra
los invasores. Esta paz no se vio alterada excepto durante las cruzadas. Sin
embargo, esta tierra santa no ha conocido ya más la paz y la seguridad ni la
libertad religiosa. Desde la invasión de los judíos y Sionistas y la creación
del estado de Israel en 1948, los Sionistas y judíos han oprimido y cometido
atrocidades contra los cristianos y musulmanes árabes de Palestina.
De forma reiterada el mundo ve estas masacres, la demolición de casa, el
arrasamiento de árboles, la migración forzada de inocentes, la muerte en directo
de mujeres y niños y como se hieren a cientos de personas. La santidad de las
iglesias y mezquitas es violada y la ruina se ha extendido en las que están en
manos de los israelíes. ¿Dónde está el Consejo de Seguridad? ¿Dónde están los
Estados Unidos de América? ¿Dónde están las pruebas de las palabras que dicen
los israelíes de que buscan la paz?
Nosotros aspiramos a algo más que a rezar, suplicar y tener esperanza. Aspiramos
a poner freno a estas masacres, junto con todas las personas honradas y amantes
de la paz y seguidores de la religión, que se comenten contra los seguidores de
Jesucristo y de Muhammad en Palestina, la tierra de la bondad. Pedimos a toda la
iglesia Católica, con su Santidad el Papa a la cabeza, y a todos los gobiernos
cristianos de Occidente, que apoyen la justicia y presionen a Israel para que
deje sus atrocidades y agresiones. Creo que esto es lo mínimo que la
Cristiandad, como prueba de su vinculación a Jesús, pueden ofrecer al mundo.
Los musulmanes, a lo largo de la historia, hemos abierto nuestros corazones a la
humanidad y a los cristianos en particular, motivados por nuestra fe. Ahora no
debemos quedar atrapados por los errores de aquellos que decían que actuaban
motivados por las enseñanzas de su religión. Abrimos nuestros corazones y brazos
en amor a Jesucristo, la paz sea con él, porque el Profeta Muhammad, la paz sea
con él, dijo: "Yo soy el más cercano a Jesús, hijo de María, en esta vida y en
la otra" (Narrado por Bujari).
Creemos en Dios como nuestro único Señor y Dios. Creemos en todos los profetas y
mensajeros de Dios. Creemos en los mensajes celestiales. Amamos a Jesús, su
madre, su religión y su Evangelio, y creemos en él.
Dios se dirige a la humanidad diciendo: "Cuando se os ofrezca un saludo,
recibidlo con un saludo más cortés todavía" (cor. 3:86). Por eso esperamos que
nuestro hermanos cristianos actúen de forma recíproca abriendo sus corazones una
vez que nosotros hemos abierto los nuestro, con amor y fe, y reciban nuestro
saludo con otro más cortés, y seguro que ellos son merecedores de esto.
Para terminar, le deseo a nuestro noble invitado una feliz estancia en Siria, y
rezo a Dios el Todopoderoso para el bien de la humanidad. Él es el Que todo lo
Escucha, el Que siempre Responde. Las alabanzas son para Dios, el Señor de la
creación.