LA MEJOR MANERA DE VENCER EL EXTREMISMO RELIGIOSO
5° Conferencia del Consejo Supremo de Asuntos Islámicos
El Cairo, Egipto
Enero 19 al 21 de 1993

En el nombre de Al-Lah, el Clemente, el Misericordioso.

Alabado sea Al-lah, Sustentador y Guardián de la creación, que Su paz y bendiciones sean para con el Profeta de la Misericordia, Muhammad, para con sus hermanos los profetas y mensajeros, y para con su familia y compañeros.

Distinguidos asistentes, el extremismo religioso es uno de los más importantes problemas de las sociedades musulmanas modernas, una realidad imposible de ignorar y el motivo de nuestro encuentro, pero como termino resulta ambiguo y suele confundirse con fundamentalismo, razón por la cual iniciare mi intervención definiéndolos claramente.

El extremismo como movimiento ideológico se caracteriza por su visión estrecha del mundo que lo rodea, el rechazo al dialogo, la marcada tendencia hacia el autoritarismo y la adopción de estereotipos de vida y pensamiento que suponen eran los de sus antecesores, lo cual coincide con los modelos seguidos por los grupos extremistas cristianos, hindúes, nazis o judíos, pero no con los de los llamados movimientos fundamentalistas islámicos, pues extremismo e islam son enteramente incompatibles.

Una de las cualidades más importantes de la ley islámica (Sharia) es su flexibilidad y capacidad para evolucionar, debido a que se encuentra cimentada sobre un conjunto de principios y valores establecidos por el Creador Omnipotente, capaces de trascender las barreras del tiempo y el espacio, cualidad que la hace apropiada para toda época, lugar o cultura, más allá de las particularidades individuales de cada ser humano.

A fin de ilustrar claramente el concepto de fundamentalismo me permitiré citar las palabras del Presidente Al-Assad[1] durante una entrevista que concedió a un periodista estadounidense: “Nosotros no tenemos ningún tipo de problema con los fundamentalistas islámicos sino con los que no lo son, pues quienes siguen los fundamentos del Islam poseen plena conciencia de la tolerancia, el amor y la bondad que ellos albergan y aprecian profundamente su flexibilidad y capacidad evolutiva, por lo que ellos no suponen una carga para ningún país musulmán

El despertar del mundo musulmán es una gran bendición para la umma y por ello es necesario mostrar nuestro agradecimiento al Dios Todopoderoso, pero corresponde a los representantes del Islam evitar que las nobles emociones inspiradas por este renacer se corrompan hasta convertirse en herramientas de destrucción que se vuelquen en contra de los creyentes.

Queridos hermanos, a fin de abordar apropiada y profundamente el tema del extremismo religioso y sus consecuencias, es necesario conocer los factores que lo originan, por lo que a continuación entraré a detallarlos:

 

1.      El Extremismo Antirreligioso:

 

La respuesta de muchos países musulmanes ante la inmoralidad y la corrupción es desconcertante, pues parecen no hacer nada a fin de detener la expansión de la prostitución, las drogas o la desintegración social y familiar, mientras los medios masivos de comunicación, que han asumido un papel determinante en el asunto, penetran en cada hogar promoviendo el crimen, los vicios, la separación familiar y el establecimiento de modelos de vida y conducta en los que los delincuentes son presentados como ejemplos a seguir, exponiendo a los niños a la pornografía y la violencia e inculcando el rechazo a los valores islámicos por considerarlos un obstáculo para el desarrollo de las nuevas generaciones que avanzan hacia el progreso y la civilización.

 

Este tipo de influencias contribuyen a la polarización de la sociedad -por una parte quienes de forma inescrupulosa siguen ciegamente toda tendencia indistintamente de sus cualidades y en la otra quienes se muestran escépticos ante la eficacia del estado y sus instituciones- haciéndola fácilmente manipulable y colocando en el autocontrol la única salida, una que pocos podrán alcanzar.

 

Es bien sabido que todo extremo genera su antítesis y en mi opinión el extremismo antirreligioso es uno de los generadores más poderosos del extremismo religioso, por lo que será imposible guiar este grandioso despertar islámico si antes no combatimos de manera sabia la decadencia moral que agobia a nuestras sociedades a través gobiernos y medios masivos de comunicación que promuevan el establecimiento de la ley islámica (Sharia).

 

Dice Al-Lah el Altísimo: “Ciertamente, Al-Lah no cambiará la condición de la gente mientras ellos no cambien lo que hay en su interior” (Corán 13:11).

 

2.       La Imitación Ciega del Estilo de Vida Occidental:

 

El proceso de occidentalización del mundo musulmán, que nace con los albores del  siglo XX, promueve la adopción del estilo de vida occidental como único camino hacia el desarrollo, lo cual ha tenido un amplio impacto en las instituciones educativas, quienes han abanderado el proceso mediante la implantación del modelo europeo y sus disciplinas, prioridades y costumbres en cuanto a la forma de vestir, interactuar, comer, beber, etc., olvidando que las leyes que gobiernan a las sociedades nacen a partir de las características particulares de cada nación o pueblo, tales como su cultura, historia, etc., por lo que prontamente se vieron sometidos a las miserias de occidente y descubrieron que la base y soporte de tan magnificente estructura es el utilitarismo, lo cual no les permite reconocer el sufrimiento ajeno excepto que afecte su propia subsistencia e intereses.

 

Este movimiento ha dividido a las sociedades musulmanas en dos grupos diametralmente opuestos: uno cuyos dirigentes se han sometido a Occidente, a su historia, pensamiento, cultura, tradiciones y lenguajes, dejando atrás las glorias de su nación y rechazando toda tradición o sentimiento islámico y otro formado por quienes paradójicamente rehúye de su influencia por considerarlos corruptos, pero se muestran pasivos ante los ataques lanzados en contra de los grandes líderes musulmanes de todas las épocas, de sus libertades civiles y de los símbolos de sus civilizaciones.  

 

3.      El Abandono de las Leyes del Corán.

 

Los mal llamados países reformistas, los cuales han abandonado el Islam como forma de vida y la Sharia como base constitucional de sus leyes dando paso al ateísmo dentro de sus sociedades, no son consientes del grave daño que se han causado a sí mismos y de la distorsionada imagen que poseen y proyectan del Islam, dado que el din del Creador del universo es una fuerza dinámica capaz de satisfacer las de la humanidad en todo tiempo y lugar.

 

El Soberano de los mundos dice en Su Libro: “Un Libro Bendito, que te hemos hecho descender para que mediten y recuerden sus signos, quienes saben reconocer lo esencial” (Corán 38:29)

         

4.      El Movimiento Sionista y el Extremismo Occidental.

 

Cuando los grandes medios masivos de comunicación occidentales hablan de extremismo religioso en Medio Oriente, olvidan, deliberada y convenientemente, mencionar que el extremismo sionista ejerce impunemente el más atroz, violento y sistemático método de exterminio masivo en contra de los palestinos y que han sido los artífices de los llamados grupos extremistas islámicos, mientras observamos como el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas continua ignorando el sufrimiento de los musulmanes, especialmente en Palestina y Bosnia, sin mostrar intención alguna de tomar medidas contundentes para detener a los agresores.

 

Ejemplo de ello son los más de 400 palestinos deportados recientemente por el ejército israelí a Majr Al-Zohour[2], frontera sur de Líbano y las tibias lamentaciones del Consejo de Seguridad que se limitó a recomendar al gobierno de Israel tomar acciones en el problema, sin que de su parte existiese la menor intención de aplicar las sanciones pertinentes.

 

Escuche a través del canal árabe de la BBC a Margaret Thatcher, ex-Primer Ministra Británica quien declaró: “Occidente tiene dos enemigos: el comunismo, al que hemos derrotado sin derramamientos de sangre, y el Islam, que es el único que queda[3] y tengo el convencimiento de que este tipo de declaraciones son las originadoras del extremismo religioso.

 

El Presidente Hafiz Al-Assad, luego de sus declaraciones a cerca del llamado “Fundamentalismo Islámico” durante una entrevista con la Agencia Americana de Prensa dijo: “Si fuese joven nuevamente y me encontrase sometido a circunstancias semejantes sería uno de esos fundamentalistas”.

 

5.      El Camino Equivocado.

 

Como eruditos y líderes musulmanes debemos enfrentar nuestra responsabilidad de guiar correctamente a la umma, los cuatro puntos anteriormente mencionados son responsabilidad de políticos y medios de comunicación, sin embargo, todo error en la guía y proceso educativo será nuestra falta, pues estos deben ser sometidos permanentemente a revisión y modernización.

 

En el pasado los veredictos jurídicos islámicos (Fatwas) fueron emitidos de acuerdo las circunstancias particulares de sus respectivos momentos históricos, sin embargo los tiempos cambian y muchos de estos juicios necesitan ser reconsiderados a la luz de las actuales circunstancias, sin perder de vista los principios y valores presentes en el Sagrado Corán y la Sunna[4] del profeta Muhammad, pero esto será casi imposible mientras existan instituciones educativas islámicas que formen musulmanes con una empobrecida visión del mundo, privados de toda perspectiva histórica y presas de un enceguecido rechazo hacia todo lo que ellos consideran modernidad, alejados de la visión integral que posee el islam del universo, la vida y los objetivos reales de la Guía de Al-lah que nos conducen a través de Su camino (Sharia). Solo podremos construir una nación cubierta de glorias y un mundo en donde reinen la hermandad y el amor bajo las alas protectoras del Majestuoso Creador: Su Libro, el Corán, y el ejemplo de Muhammad, Su amado Mensajero.

 

Muchos líderes musulmanes han podido controlar el fenómeno del fanatismo a través del dialogo y el debate abierto y respetuoso a cerca de sus diferencias ideológicas, dentro de un ambiente de entendimiento y cooperación, lejos del camino de la agresión, la compulsión  y la violencia.

 

La situación en Afganistán es realmente preocupante, pesarosamente el mundo islámico ha tenido que ver como los cañones inicialmente apuntados contra los “Dictadores Rojos Soviéticos” se vuelcan temerariamente contra los musulmanes en una guerra fratricida causada por diferencias políticas entre las distintas facciones afganas, quienes han desechado el camino del dialogo y el entendimiento[5].

 

Anteriormente Líbano[6][6] había sufrido ya una crisis similar[7], la misma que azota a Argelia[8] en nuestros días y que amenaza con extenderse a otros países musulmanes si sus líderes no cumplen estrictamente con su deber de seguir la Guía de Al-lah Todopoderoso y anteponer el dialogo y la convivencia pacífica a los intereses personales en todos los campos del conocimiento.

 

Cuando el Profeta Muhammad inició su misión en Medina, allí habitaban numerosas tribus opositoras, razón por la cual durante la Batalla del Foso[9] un tercio del ejercito desertó, pues eran hipócritas quienes con dulces palabras promulgaban su fe mientras con sus acciones reflejaban la verdad de sus sentimientos hacia el Islam, pero a pesar de su numerosidad y de la gravedad de su conducta el Mensajero de Al-lah no les dio muerte sino que con paciencia y abnegación pasó por alto sus errores en aras de, mediante sus enseñanzas, corregir su conducta y purificar sus corazones a fin de hacer de Medina una verdadera comunidad islámica. Al-lah alaba a Su Mensajero diciendo:

 

Por la misericordia de Al-lah fuisteis benevolente con ellos; si hubieseis sido áspero, de corazón duro, se habrían alejado de tu alrededor. Así pues, perdonadles, implorad el perdón para ellos y consultadles en las decisiones…” (Corán 3:159)

 

Es conocido que el profeta Muhammad fue comprensivo, abierto y colaborador con Negus, Rey de Abisinia y que a su muerte[10] rezó la oración fúnebre y pidió por su alma. De igual forma es recordada la caballerosidad y generosidad con la que el Mensajero de Al-lah recibió a la delegación de cristianos de Najran y se dirigió a Muqauqas[11], Rey de Egipto y Alejandría.

 

Muhammad, el Sello de la Profecía, vivió y murió de forma honorable, jamás forzó a nadie ni se mofó de los puntos de vista distintos a los suyos, por lo cual Al-lah lo describe como “Una misericordia para los mundos” (Corán 21:107).

Debemos retornar nuestro papel como pastores de nuestros hogares y bajo la guía del Corán y la Sunna, formar una generación de musulmanes tolerantes, iluminados por la hermandad y la misericordia divina, que tomen entre sus manos las banderas del mensaje del Islam. Creo que el mundo se encuentra en su punto de máxima receptividad hacia el mensaje de Al-lah Omnipotente, especialmente ahora que las filosofías ateístas han colapsado y que la humanidad ha comprobado que sus símbolos nunca fueron más que falsos dioses. El mundo está presto a afirmar que “No hay más divinidad que Al-lah” y este es el primer paso en el camino de la declaración de su fe, el cual les conducirá a decir que “Muhammad es el Mensajero de Al-lah”.

Dice Al-lah en el Noble Corán:

Les haremos ver nuestros signos en el horizonte y en ellos mismos hasta que se les haga evidente que es la verdad… Y di: Actuad que Al-lah verá vuestros actos, así como Su mensajero y los creyentes. Y seréis llevados de vuelta al conocedor del No-visto y de lo aparente, que os dirá lo que hacíais” (Corán 41:53 y 9:105) 

Que la paz, la misericordia y la gracia de Al-lah Todopoderoso sea con todos vosotros.

 



[1] General Hafez Al-Assad (1930-2000), Presidente de la República Árabe Siria (1971-2000).

[2] Este hecho tuvo lugar el 19 de diciembre de 1992.

[3] Inglaterra poseía el control de las reservas petrolíferas iraníes desde 1901, cuando mediante un fraudulento acuerdo con el gobernante iraní en turno, el empresario inglés William Knox D’Arcy adquirió los derechos de acceso a todo el petróleo y el gas natural de Persia, que para la época se encontraba dividida en tres franjas, una, al norte bajo el control ruso, la del sur bajo control británico y la central bajo el control de gobierno iraní, situación que se mantendría hasta 1917 cuando la revolución Bolchevique obligo a Rusia a renunciar a sus pretensiones sobre Irán, lo que permitió que el Reino Unido tomara el control sobre dichas áreas. En 1919 los británicos firmaron el tratado anglo-persa que esencialmente convirtió a Irán en un protectorado británico, dándoles el control sobre las fuerzas militares, el sistema de transporte, comunicaciones y el tesoro nacional iraní. En 1933 Reza Khan firmo el tratado entre la Anglo-Persian Oil Company  (controlada por el Reino Unido) y el gobierno de Irán, que asignaba un pequeño estipendio anual a Irán y enormes ganancias para la compañía petrolera. En 1951 el Parlamento Iraní, movido por el líder Muhammad Mossadegh nacionalizó las reservas petrolíferas lo que ocasionó que en agosto del mismo año el gobierno inglés impusiese un embargo comercial total contra Irán y se aliase con Estados Unidos a fin de recuperar el control, alianza que se hizo efectiva con la ejecución de la Operación Ajax, el 25 de junio de 1953, en donde con una combinación de publicidad política, agitadores callejeros pagados, protestas instigadas en las calles y una rebelión desatada por líderes leales al shah sembraron el caos y el terror por toda Irán, permitiéndole al gobierno británico seguir utilizando el petróleo iraní casi sin ningún costo hasta la llegada al poder de la Revolución Islámica Iraní, encabezada por el Ayatolá Jomeini, en 1979.              

[4] Conjunto de narraciones que refieren dichos y acciones del profeta Muhammad o circunstancias en las que mediante su silencio aprobó las acciones o dichos de sus compañeros.

[5] Durante un cuarto de siglo Afganistán ha sido el principal escenario de dos de los grandes conflictos del finales del siglo XX e inicios del XXI: la Guerra Fría y la mal llamada “Guerra Contra el Terrorismo Islámico”, las cuales no han sido otra cosa que una desleal lucha de las grandes potencias occidentales por salvaguardar sus intereses políticos (eliminar cualquier otro gobierno, agrupación o persona capaz de oponerse a su poder) y económicos (el petróleo y demás reservas naturales que han saqueado descaradamente a través de los años y en todos los lugares del mundo y la mano de obra casi gratuita que han obtenido mediante la explotación de los pueblos) y garantizar la continuidad de su dominio imperialista sobre el mundo. La semilla de la guerra fratricida que hasta nuestros días se libra en suelo afgano fue cuidadosamente plantada y abonada por el gobierno estadounidense en la década de 1980, cuando financió y dotó de armas a la llamada “yihad local” contra la Unión Soviética, pero estos no eran monolíticos, sino por el contrario una coalición de siete componentes que unió a diversos elementos de la sociedad afgana, con diferentes ideologías, interpretaciones del Islam, visiones sobre la modernidad y grados de aceptación de las diferencias culturales, unidos por un intenso odio hacia los colonos soviéticos. Pero aunque el gobierno norteamericano y las grandes potencias europeas ha invertido millones de dólares (pero han ganado muchos más mediante la venta de armas -ya que debemos recordar que la principal industria en estos países y sobre todo en los Estados unidos que es el primer productor mundial- es la armamentista)  en la guerra de Afganistán, no han asumido el compromiso de su reconstrucción, y siguen sembrando las semillas de la guerra mediante la idea de “democracias instantáneas y de aplicación universal” (la anteposición del caos a la evolución) las cuales pretenden implantar no solo en Afganistán sino a lo largo y ancho del mundo, olvidando que un verdadero gobierno democrático no puede salir de la nada dado que el desarrollo de instituciones firmemente establecidas es un proceso lento y meticuloso, y que el camino y el tipo de democracia dependerán de las particularidades de cada pueblo. Pero el intervencionismo occidental, cuyo único fin es la protección de sus propios intereses a costa de la destrucción de los pueblos y sus instituciones no se ha limitado al mundo musulmán, existe una larga historia colonial de explotación y extracción de recursos, y un patrón igualmente largo y sórdido de obstrucciones y ataques a todo movimiento nacionalista que amenace sus objetivos económicos o políticos, e historias como las de Guatemala, Argentina, chile, Colombia, Venezuela, Cuba etc., dan fe de ello.          

[6] La guerra civil libanesa se desarrolló en el período comprendido entre 1975-1976.

[7] Durante la era colonial, las potencias imperialistas dividieron y formaron estados a su voluntad. Esta falta de respeto por los límites étnicos y tribales con frecuencia juntó a dos pueblos en guerra dentro de un estado o dividió a un pueblo entre dos estados. Cuando estos estados obtuvieron la independencia la gobernabilidad se fracturó a lo largo de los límites entre etnias y en muchos casos se hizo inviable. Buenos ejemplos de esto son Líbano, Somalia, Sudan, Sahara Occidental e Irak, último que además es claro ejemplo de la creación artificial de un país.

[8] La guerra civil argelina tuvo lugar en el período comprendido entre 1992-2002

[9] También conocida como la Batalla del Foso o de los Confederados, tuvo lugar en el mes de Shawwal (Octavo mes del calendario musulmán) del año 5to (aunque algunos eruditos opinan que en el 4to) de la Hégira.  

[10] Durante el mes del Rayab del noveno año de la Hégira.

[11] Yurair bin Matta, regente egipcio a quien el Profeta le envió una carta invitándole a abrazar el mensaje del Islam, pero este rechazó el ofrecimiento y le envió con la de legación dos sirvientas coptas pertenecientes a nobles familias, ropas y una montura. Una de las sirvientas enviadas era María, la cual contrajo matrimonio con el Profeta y concibió a su hijo Ibrahim.