Encuentro por la Paz |
16 - 17 Noviembre 1991 Salón de la Hermandad. Jartum, Sudan. |
Las
bendiciones y la paz sean sobre nuestro maestro Muhammad y sobre todos los
profetas y mensajeros y sobre todos los que le siguen hasta el final de los
días.
Estamos agradecidos a los organizadores de este encuentro, los que participan y
a aquellos que han venido de Japón Asia y África y de muchos otros países.
Todos buscamos un mundo gobernado por el espíritu de la paz y del amor, pero
esto no se realizará hasta que no se establezca la paz entre el hombre y su
Señor. Por ello es por lo que debemos establecer Sus leyes en la tierra, para
que garanticen a la gente la felicidad, el amor y la armonía. Si la lucha en la
religión está permitida, es para conseguir la paz, erradicar la injusticia y la
opresión, y eliminar a los gobernantes despóticos que son poderosos ante los
débiles.
Y mientras el hombre este cautivo de su lujuria y egoísmo, y siga la opresión y
la tiranía, ignore los mandatos del cielo, rechace a los hambrientos y los
enfermos, no extienda el conocimiento y las justicia, y no trate con la gente
con amor y compasión, la larga búsqueda de la paz en este planeta nunca se
obtendrá. Esto es una gran responsabilidad que recae sobre los hombros de los
sabios, de los hombres de religión y también de nuestros gobernantes, eruditos y
académicos. No nos sirve de aval, sin embargo, depositar toda la responsabilidad
en los demás y olvidar la particular importancia de nuestro propio papel, porque
somos pastores responsables de nuestras ovejas. Sabemos que el propósito de la
religión no es solo crear la paz, sino extender la misericordia. Dios describe
la misión del Profeta Muhammad (la paz sea con él) en el Corán: "No te hemos
enviado sino como misericordia para los mundos" (Cor. 21:107). Y sobre esto, el
Profeta Muhammad dijo: "Todas criaturas dependen de Dios, y el más amado por
Dios es aquél que les es más beneficioso".
Todos los clérigos deben desarrollar esta observancia divina y este carácter
compasivo, mostrando las semillas del amor y la paz, y no las del separatismo y
la hostilidad. No debemos sacar ventaja de la ignorancia de la gente, de su
buena disposición, tratando de persuadirlos para que dejen sus creencias, pues
esto solo genera enemigos y daña la armonía de un país, de una sociedad o de una
familia. En este aspecto los derechos del hombre están reconocidos. La libertad
de creencia y religión se reconoce en el Corán: "No habrá compulsión en la
religión" (Cor. 2:256).
Y por todo ello el eslogan de los clérigos debe ser: "Oh mi Señor, Tu eres mi
propósito y satisfacerte mi objetivo".
Y los hombres de la industria, los ricos y los negociantes no deben acumular sus
fortunas a costa de los débiles, y ahogar más a los necesitados con deudas. No
habrá paz mientras esta explotación exista y sus reglas codiciosas. No habrá paz
mientras haya opresor y oprimido. El Profeta Muhammad no reconocerá a un hombre
como creyente, si fuese capaz de llenar su estómago e irse a dormir, olvidando
el hambre de su vecino.
El hombre de política y los gobernantes no deben ser despóticos con respecto a
los que son gobernados. Deben tratarlos con amabilidad, benevolencia y amor.
Deben tratar de conseguir que tengan una vida decente, de acuerdo con el dicho
de Umar ibn al-Jatab, el segundo sucesor de Muhammad: "¡Como podéis hacer
esclavos a alguien a quien su madre le dio a luz siendo libre!". Y el Profeta
dijo: "Hay dos tipos de hombres que encontrarán el bien si todo los que hay a su
alrededor en bueno, y que, si en cambio son corruptos, todo lo que hay a su
alrededor es corrupto, el clérigo y los gobernantes".
Los medios de comunicación es necesario que también sean pastores de la paz y el
amor. Es necesario que se alineen con la verdad y la justicia donde sea que la
encuentren, sin tener prejuicios políticos, y cumpliendo con la tradición
profética: "Ninguno de vosotros será creyente hasta que no desee para su hermano
lo que desea para si mismo".
Que la Paz sea con todos Vosotros.
T.C. = Traducción de Coran Santo